miércoles, 22 de febrero de 2012

Yo confieso


Yo confieso que los bares de castañuela y promiscuidad nunca me han satisfecho, o nunca me han satisfecho del todo. La soledad es un trago que no termina de embriagarme, me derrota en cada una de las noches en que vuelvo a casa por el camino más largo, como evitando los síntomas de lo que no me espera al llegar. Apenas puedo decir las cuatro letras de tu nombre sin que un temblor de incertidumbre me recorra el dorso. "Eres tan inocente como yo..." escribía entonces, cuando los frutos de mis imsomnios los traducíamos en verbos obscenos y terribles.

Llevo días dándole vuelta a un pensamiento tan oscuro que te asustaría. Es un drama trágico, como todas nuestras historías, pero no hay vencidos ni episodios de nigromancia.

Yo confieso que hubo días felices como en las películas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario